Los minicréditos varían con respecto a los créditos tradicionales en la cuantía prestada, ya que esta no suele superar los 900 euros en el mejor de los casos, siendo más habitual encontrar entidades que ofrecen hasta un máximo de 600 euros a devolver en un plazo de 30 días. Estos plazos pueden variar dependiendo de la entidad crediticia que lo conceda.
Para nuevos clientes, los minicréditos no sobrepasan los 300 euros, aunque con la ventaja de que cada vez más empresas del sector ofertan este dinero sin intereses, por lo que habría que devolver 300 euros. En estos casos hay que detenerse a leer la letra pequeña, ya que, a pesar de no contar con intereses, sí que existen comisiones que encarecen el minicrédito solicitado.
La respuesta inmediata a la solicitud de un minicrédito es su principal ventaja frente al resto de créditos y préstamos. El proceso de aprobación se reduce a unos escasos 10 minutos y un poco más tarde el usuario cuenta con su dinero en la cuenta. La posibilidad de realizarlo online favorece esta agilidad, además muchos de estos minicréditos sin papeleos sólo requieren la identificación de la persona.
Hay que leer detenidamente todas las condiciones antes de aceptar o firmar el contrato para la concesión del minicrédito ya que pueden existir cláusulas que impidan su amortización anticipada, cobrando una pequeña comisión del 1% o del 0,5% dependiendo del plazo de tiempo que quede hasta el vencimiento.
Estos productos son útiles y rápidos de conseguir pero debemos ser responsables a la hora de solicitarlos y tener muy claros que podremos devolverlos. Los minicréditos personales ayudan a solventar o cubrir una necesidad concreta, en ningún caso deben utilizarse como fuente de financiación regular ya que pueden traer consigo problemas de endeudamiento.
Aparte de los minicréditos, encontramos otros tipos de préstamos:
- Préstamos rápidos: son aquellos que permiten al usuario obtener dinero de forma más rápida y ágil que un préstamo tradicional. El cliente debe devolver el importe del préstamo al que se suman unos intereses en un plazo de tiempo que no suele ser elevado. Una ventaja de este tipo de préstamos es que son bajos en comisiones.
- Préstamos online: los préstamos online son aquellos cuya solicitud se realiza mediante internet, a través de la plataforma web de empresas financieras o mediante las páginas webs de comparadores financieros. Para ello, es necesario rellenar un formulario disponible en la página web de las entidades financieras con tus datos personales y relativos a tu situación económica.
- Préstamos coche: los préstamos coche son aquellos que se conceden exclusivamente para adquirir un vehículo.
- Préstamos sin aval: este tipo de préstamos otorgan liquidez al usuario sin la necesidad de que presente un aval. Los préstamos sin aval se conceden a personas que dispongan de un contrato laboral o que demuestren solvencia económica.
- Préstamos sin nómina: los préstamos sin nómina se conceden a los usuarios sin exigirles presentar su nómina para asegurar de que sus ingresos les permitirán devolver el dinero prestado.
- Préstamo para autónomos: el colectivo de autónomos suele encontrar problemas a la hora de que una entidad bancaria les ofrezca un préstamo, debido a que no pueden demostrar estabilidad económica. Por ello, hay préstamos específicos para estos trabajadores, pero sus requisitos son bastante estrictos.
- Préstamos con ASNEF: son los préstamos que ofrecen una cantidad económica a los usuarios que aparezcan en la lista de morosos de ASNEF (Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito) por tener deudas sin pagar.