Una línea de crédito es una cantidad de dinero limitada que el banco pone a disposición del cliente durante un periodo de tiempo concreto. El importe no se entrega en el momento de la contratación, sino que el beneficiario puede hacer uso de las cantidades que considere a lo largo del tiempo, normalmente a través de una cuenta o una tarjeta de crédito.
Puede confundirse el concepto de línea de crédito con el de préstamo, pero son productos distintos. Las diferencias básicas son:
- En un préstamo la entidad bancaria entrega la totalidad del dinero pactado en el momento inicial. En una línea de crédito, el cliente dispone de la cantidad que necesita en cada momento.
- La devolución de un préstamo incluye el importe prestado más las comisiones e intereses sobre la cantidad total. En una línea de crédito, la entidad financiera cobra comisiones en función del saldo del que se haya ido disponiendo.
- La línea de crédito permite su renovación varias veces tras su vencimiento. El préstamo ha de amortizarse en el plazo establecido.
- Habitualmente, la línea de crédito se emplea para cubrir necesidades de liquidez en momentos puntuales (sobre todo en el caso de trabajadores autónomos y pymes), mientras que los préstamos suelen estar enfocados a la adquisición de bienes mobiliarios de alto valor (un coche, etc.).
- Los intereses en un préstamo son menores que en una línea de crédito, ya que en esta última han de abonarse los tipos de interés del capital dispuesto junto con una comisión sobre la parte del crédito disponible pero no dispuesta.