El extracto bancario es un documento que el titular de una cuenta corriente puede solicitar o recibir periódicamente en el que se recoge el saldo disponible de la cuenta y los movimientos que se han realizado durante un periodo de tiempo indicado por el cliente. Este extracto se emite de forma gratuita y sirve para controlar todas las operaciones que se llevan a cabo y que, de un modo u otro, han significado una variación, ya sea positiva o negativa, en el saldo de una cuenta.
La información que debe ofrecer el extracto cubre un periodo acotado de tiempo en lo referente a la actividad de la cuenta (de un día ‘x’ a otro), tiene que incluir cualquier operación que se haya registrado, por pequeña que sea.
Así, en el apartado de conceptos de la actividad, deben aparecer todos los movimientos que han supuesto un aumento o disminución del saldo. Estos pueden ser desde retiradas de dinero, ingresos de nóminas, movimientos en los cajeros automáticos, recibos domiciliados, actividades de las tarjetas de débito, el cobro y el pago con cheques o comisiones cargadas a nuestra cuenta, entre otros. En este sentido las fechas de las operaciones también son importantes dentro de un extracto. Para empezar debe figurar siempre la fecha de emisión del propio extracto. Pero además existen dos fechas más en el documento que deberán aparecer en cada movimiento, por un lado la del propio movimiento, que coincide con la fecha en que se realizó la operación, y por el otro, la fecha valor, que es el día a partir del cual comienza a generar intereses un abono en la cuenta o cuando deja de generarlos un adeudo.
Es importante saber esto, pues las operaciones de transferencia de dinero suelen tardar unos días en hacerse efectivas y ese desfase puede provocar un descubierto en la cuenta con la penalización correspondiente. Sobre todo cuando el dinero procede de otra entidad bancaria o del extranjero.